viernes, 29 de noviembre de 2013

Parado dentro del rió o en medio del limbo

Los rostros reflejados en las aguas del rió suelen ser una representación difusa de uno real, de aquellos que se les puede morder la nariz o lamerle el mentón, pero el tuyo se veía simplemente perfecto, nítido, se te podía oler las mejillas, pero simplemente era un reflejo, no había nadie a mí lado sobre la arena, así que me acerqué a tu difusa representación, lamí y mordí de aquellas aguas. Mi rostro realmente lucía patético, quizás solo soy un reflejo...

   Siempre suelo despertar por las mañanas por el grito del despertador, por el calor o la lluvia, por el hambre o el olor a café, pero hoy fue distinto, sentí un olor a descomposición y muerte, así que revisé entre las sabanas de mi cama pero no había nada, revisé entre mi ropa interior y nada, revisé el cuerpo tibio de mi hermana y nada, y así por toda la casa, terminé parada sobre el pasto frió de la mañana, descalza, el roció lavaba mis pies y aquel olor permanecía, era tan desesperante que decidí visitar nuevamente el río, a los cinco metros de distancia ya veía tu rostro estático pegado a la superficie, como de costumbre se rehusó a saludarme -mi corazón es la causa de todo esto- pensé, así que lentamente lo arranqué con mis manos y junto a este descubrí tu cuerpo putrefacto pegado a este-Por fin has muerto en mi corazón- sonreí. Que suceso más feliz, realmente feliz, muy mucho, estabas desnudo y muerto, como siempre te quise ver, desnudo y vivo te vi miles, te jalaba pero no podía liberarme, te convertiste en el gemelo parásito de mi corazón, el dolor era intenso, pero no me importó, estaba dispuesta a perder hasta la sangre que no tengo para liberarme, así que tiré fuerte y te lancé a las profundidades, tu rostro desapareció pero de un grito ahogado también el mío.

   Que sueño más extraño -pensé- nunca había sido mujer en un sueño y nunca podría soñar con odiar tanto a Sebastián, simplemente es Sebastián. Mi historia con él comenzó de una forma extraña, nunca me había fijado en un hombre y nunca hubiera pensando en hacerlo, realmente me gustaban mucho las mujeres, me gustaban sus cuerpos y sus curvas, su cabello largo, su olorsito dulce y sus delgados dedos, aunque nunca me gustaron las de pechos grandes, también me gustaban sus labios, todos ellos; simplemente una digna representación de venus. Nunca cuestione mi sexualidad, pero ahora lo hago, aún lo sigo haciendo, quizás hasta el momento de mi muerte o la muerte de mi consciencia. Quizás ya lo amo o algo similar y todo gracias a su sexo, suena crudo y carnal, pero todo fue gracias a su sexo. Mis primeras experiencias siempre fueron con portadoras de vulva, las disfrutaba de sobremanera pero no lo suficiente, no conseguía llegar al punto del orgasmo o de la explosión que algunos llaman eyaculación, generando en mi un intenso dolor de testículos que duraba por algunas horas, lo que me resultaba horriblemente desagradable, como no podía irme en el acto animal podía soportar horas de mete-saca, cosa que trastornaba a las féminas, permitiéndoles tener varios orgasmos consecutivos, tiritones de patas, babeo por adormecimiento facial, pseudos ataques de epilepsia y golpes; ellas lo disfrutaban enormemente, pues la mayoría de los Chilenos resisten a penas un par de meneos, pero sabiamente lo compensan con su experticia en las artes masturbatorias, bueno ese no era mi caso y de alguna forma, que aún no me explico del todo, muchas señoritas se enteraron de mi problema/beneficio por lo que no me escaseaban las ofertas sexo, las que naturalmente no rechazaba, no solo por placer ya que el acto no compensaba del todo al dolor, pero estaba empeñado en lograr un orgasmo y bañar a mi contrincante con mi mojado y dulce ADN, pero  nunca pasó, solamente lo lograba cuando en mi cuarto disfrutaba perderme lentamente bajo las sabanas, mientras frotaba lentamente mi sexo con mi diestra, en esas ocasiones duraba menos que un suspiro y llenaba mi pecho de mis tibios fluidos.

   Las mujeres me parecen en general bellas, hermosas, sensuales, alargadas, coquetas, fuertes, gigantes y completamente estimulantes, nunca podría decir eso de un hombre, hasta que lo vi a él y destruyó todo, hasta lo inimaginable, Sebastián un chico de un curso superior, en los baños de hombres, en medio del olor a orina fermentada vi su alargada apéndice, lampiña, recta, dulce y perfecta,  sus manos cuadradas y un cuerpo fornido, esa visión se convirtió en una fantasía que lleno mi inconsciente en su totalidad, obsesión; cada vez que me perdía entre mis sabanas aquella imagen estaba presente. Él era gay, todos lo sabían pero nadie se atrevía a molestarlo, tenía fama de saber usar bien los puños, la única pelea que perdió en su vida fue cuando estaba en el jardín de niños, de ahí en más ha resultado invicto, se rumorea que bastante sangre ha corrido por esos gruesos puños. Cuento cortó, con él probé el sexo anal, llegó hasta lo más profundo de mis entrañas y lo disfrute a cada centímetro, no aguanté más de cinco minutos para que mi cuerpo liberara meses de mal sexo en un oleada agridulce que cubrió su pecho, mentón y brazos, aquella sensación fue tan placentera que solté una gran risotada la cual lo contagió rápidamente, me miró y se dejó caer sobre mi cuerpo, derretido, literalmente quedamos fijados en un abrazo.

   La cosa es que esto se nos hizo un hábito rápidamente, yo deje de ser un penetra vulvas en un setenta y cinco por ciento y me volví un penetrado contento, me gustaba tener seeee, sexxx, seeexooooooo, sexo con él (?) no sé porque estoy recordando esto, los recuerdos son difusos, como los rostros en el rió y los sueños.
.
.
.
.
-¿Sigo soñando?-
.
.
.
.
-Ni lo uno ni lo otro- se escuchó desde el otro lado
-¿Sebastián eres tú?-
-Eso es más verdad de lo que piensas  ¿Por qué lloras Nicolás?
-¿Llorar yo?-
   En verdad lo hacía, cuando sentí lo tibio de mis lágrimas lo pude ver, ese hombre apareció frente a mi mientras un paisaje acuarela se formó a nuestro alrededor, estábamos parados en medio de un rió torrentoso, no sentía frió ni el fluir del agua, era exactamente el mismo escenario de mi sueño anterior ¿Cómo podía ser posible? ¿Por qué estaba llorando? simplemente él se acercó y me abrazó, puso sus labios a la altura de mi odio y me dijo -Recuerda lo que me confesaste ayer y piensa todo lo que eso implica. Era cierto ayer hice una confesión.

   Ambos estábamos en su habitación, solos en la casa, mi mente era un panal de abejas y su cuerpo era un caldera a punto de ebullición, puso su mano sobre mis mejillas y penetró mi boca con pulgar, sabía lo que se venía y mi cuerpo también, pero no lo quería hoy ni mañana ni pasado, los mil día anteriores los deseé con puta locura, los continentes de mi mente se mezclaban, cuando él hombre/macho/masculino se inclinó a morder mis labios, lo empuje, la distancia dolió.
.
-No estoy seguro de que esto esté bien (correcto/ético/natural/ético/moral/santo/pecado)- fue lo único que atiné a decir.
.
  Las campanas de la iglesia sonaron, con mi madre todos los domingos por la mañana entramos en aquel luminoso lugar, aprendí muchas cosas, quería ser Jesús, añoraba ser Jesús, él era bueno sin duda alguna y yo era pequeño, bastante pequeño. Gracias a las doctrinas cristianas el temor a la muerte y a ser juzgado me invadieron por completo traduciéndose en noches de insomnio y camas devastadas. Una madrugada de Mayo junto a mi curiosidad de niño escuche una conversación adulta ¡dios! si tan solo la hubiera olvidado en el momento en que la escuché.
-El infierno no existe, todo se paga en la tierra-
¿Qué quiso decir mi madre con todo eso? ¿No existe la vida después de la muerte? ¿Porque sigue asistiendo a la iglesia? ¿No seremos juzgados? ¿Qué pasa después de la muerte? La no existencia y el desaparecer de la consciencia me aterraba mucho más que el ser arrojado a un lago de fuego eterno; mi insomnio empeoró y odié cada noche.

   Al final de cuenta, el problema no era si los actos homosexuales eran condenados con el fuego eterno, o si era parte natural de la naturaleza humana o no, si se nace o se hacen, si pueden conformar familias adoptando niños o no y muchas otras cosas; lo que me atormentaba era permanecer en el limbo de la duda, ¿Cómo es posible que alguien adoptase una postura como una verdad absoluta? ¿Cómo pueden estar tan seguros de lo que postulan? ¿Se lo habrán cuestionado? ¿La ciencia/religión/ética es suficiente? ¿Qué tal si un día Jesús baja de los cielos y nos juzga a todos o la sociedad sigue evolucionando hasta que todo sea permitido? ¿Qué tal si un día se encuentra la prueba irrefutable de la no existencia de dios o del derrumbe del conocimiento científico? Incluso cuando tenía sexo con mujeres no estaba seguro si era lo correcto, tenía sexo como animal, no es que creyera que fuera pecado o si fuera ético o saludable, pero lo cierto que mi consciencia nunca estuvo tranquila. Muchas veces en la historia veía a grandes personajes que luchaban por lo que creían correcto y dieron su vida en nombre de sus principios, hoy en día sabemos que muchos se equivocaron, solo fueron una piedra en el camino de la historia de la humanidad, su existencia se volvió un suspiro; me aterra que este sea el resultado de la propia existencia.

                                                     Nunca supe en que creer...


   El placer nos encanta, nos retuerce, nos libera y nos hace humanos, pero una vez acabado el clímax mi mente se llenaba de abejas. El placer/cuestionamiento/remordimiento siempre cohabitaron en mi consciencia, en una armonía catastrófica, muchas veces sentía que deliraba, que perdía el control, mi sentimiento de impotencia frente a mi situación me generaban una rabia incontrolable, la cual me esforzaba en reprimir, incluso lloraba, incluso quería ser abrazado por el pecho tibio de mi madre de aquellos primeros años. El comprender y cuestionarnos cosas nos hace tomar decisiones, una vez que comprendes nuevas cosas no puedes volver al momento en el que no las sabíamos, aunque muchas veces así lo hubiésemos preferido; debemos intentar ser consecuentes, personas consecuentes, con lo que sabemos, con lo que creemos, con nuestros ideales y valores, pero esto se vuelve cuesta arriba cuando no sabes con qué identificarnos o si nuestros cuestionamos no tienen fin o tomamos decisiones impulsivas.
.
.
.
- Abre tus ojos- se escuchó desde el otro lado.
Lo intenté, la luz de la realidad se tornó dolorosa, mi cuerpo se sentía extraño, estaba desnudo, todo comenzó a tener sentido, una silueta inmóvil se dibujó frente mío, lo que acababa de percibir me aterró por completo así que volví a escapar de la realidad.
.
.
.
-¿Qué haces flotando en el rió?-
-No lo sé y no sé desde cuando estoy aquí pero me resulta agradable.
-¿Cómo te llamas?-
- No lo sé, no lo recuerdo ¿Cuál es el tuyo?-
-Sebastián-
-¿Sebastián? es un hermoso nombre, más que la sensación de este rió.
-Tu nombre es Nicolás-
-Nicolás, me parece atroz, no me agrada, no, no, siento que conlleva una gran responsabilidad o una gran carga, mientras flote en este rió no tengo por qué llamarme así, tengo el mismo nombre que este rió y su corriente no me empuja, realmente pertenezco a este lugar.
-Párate y bésame- fue una orden que no pude rechazar, en sus labios también fluía un río, era cierto, este lugar no se sostendría por siempre, debía despertar.

  Lo rechacé, ese día rechacé su sexo, a pesar de que mi mente así lo dictaba, esa misma noche hizo sentirme terrible ¿Cómo se sentiría Sebastián? ¿Estará enojado? ¿Me habrá comprendido? Creo que la cagué, a pesar que las abejas de mi consciencia se habían tranquilizado en el momento en que le prohibí mi sexo ahora volvían a agitarse con fuerza. No lo aguanté más, debía revertir la situación, al día siguiente me encontré en su habitación a la hora en que sus padres se marcharon y él quedaba solo, solo y completamente mío. Su rostro era una roca, que ablandé desnudándome completamente y sin razón aparente, le gustaba  mi cuerpo y se le notaba en todo el suyo.
 -Hoy todo está permitido- le dije; sus ojos, su pecho y su pene se iluminaron, el olor a sexo debió extenderse por toda la población, lamió y mordió mis pechos hasta hacerlos sangrar, sus labios y su apéndice cubrieron por completo mi ser, azotó mis glúteos con sus manos cuadradas mientas penetraba con su sexo caliente todos mis agujeros, en ocasiones sentía que no llegaba suficiente sangre a mi cabeza por las posiciones en las que estaba, también lo penetré aunque sabía que no le generaría la misma sensación, pero el dolor siempre se convierte en placer, un segundo después volví a ser penetrado, esta vez con toda su verga, a gran velocidad, no sabía si  mi esfínter lo resistiría. La escasa luz que se filtraba por la ventana iluminaba su rostro, su expresión me causó una sonrisa, mis ojos comenzaron a perderse en sus órbitas, mi mente a apagarse y mi cuerpo a convulsionar, era el fin del acto sexual, mil y una abejas aparecieron en la habitación, todas escaparon de mi cabeza, el placer dio paso al limbo de mi consciencia liberando la impotencia de no saber lo correcto, de mis dudas, miedos y remordimientos, tanto placer hizo caer la balanza, mis manos se trancaron con fuerza/rabia/odio alrededor de su cuello sin permitirle respirar, mis ojos escupían fuego, mientras su pene escupía otros fluidos, su cuerpo se encontraba vulnerable, incapaz de luchar contra su mojado verdugo, mi consciencia se aclaró sólo para apreciar sus últimos segundos de existencia, ambas consciencias se apagaron, pero la de él para siempre.

 <Ciertamente la consciencia de Nicolás no deseaba eliminarlo, pero en aquel momento, Sebastián representaba todo lo que deseaba extinguir>

   Estando ambos parados dentro del rió, refugio de mi consciencia que me permitía evadir la realidad, realidad done él resulto muerto por mis manos, éste me golpeo, tan fuerte que simplemente lloré, sentí que lo merecía, merecía eso y mucho más, lloré de rabia e impotencia, sentí que no era sólo mi culpa, quería escupir al mundo, pero simplemente no podía hacer mucho más.
.
-Perdóname- fue todo lo que dije, mis labios se sellaron, aún no asumía que no volvería a disfrutar de su ser fuera de éste lugar.
-Te perdono, en este lugar he sido capaz de comprenderte un poco más,  pero aun así me has truncado y para siempre, pero creo que el volver a la realidad te será suficiente, aún siento cosas fuertes por ti, realmente no sé lo que es y por esto mismo no me arrepiento de nada. Para mí no sólo fue sexo, eras tú, debiste compartirme tus inseguridades y enredados pensamientos, me hubiera gustado tranquilizar tu mente más que satisfacer tu cuerpo.
  Quería besarle, pero cuando me acerque a él, el río comenzó a absorberle y sus labios se convirtieron en cascada... nuevamente estuve solo, solo con el rió, aunque ahora se sentía extrañamente especial, fui feliz por un segundo, antes de desaparecer pude ver su amplia sonrisa, no estaba seguro si realmente era él o simplemente un reflejo de mi mente, quizás después de todo no exista una gran diferencia.
.
.
.
   El grito de la madre de Sebastián al entrar en la habitación me obligaban a volver a la realidad, sólo me consolaba la certeza del volver a estas aguas, pues la realidad que se avecinaba será poco sobre llevable; aguas que por un segundo fueron cascadas. Antes de volver a la habitación de Sebastián abracé mis rodillas, me tumbe y lloré cómo un infante, recordé aquella vez que me perdí de la vista de mis padres por horas, imagine que el pequeño Sebastián me encontraba, se sentaba junto a mí y besaba mi mejilla, sonreí, tomó mi mano y me transportó a un escenario diferente, en uno donde sólo nuestros cuerpos habitaban, lentamente nuestros cuerpos cambiaron y observamos todos nuestros cambios, nuestros cuerpos infantiles perdieron inocencia volviéndose robustos, cuadrados, aromáticos y espinosos; el tuyo siguió creciendo cuando el mío se estancó, tus extremidades y sexo siguieron desarrollándose mientras en el mío afloraban vellos en lugares poco usuales.

   Finalmente nuestros cuerpos se encontraron en el día en que se conocieron, pero ésta vez inmaculados. Te acercaste lentamente, tus pasos generaban eco en mis entrañas, mi respiración se cortaba, mis poros se dilataban y mis labios tiritaban, pusiste tu mano sobre mis mejillas y penetraste mi boca con tu pulgar, sabía lo que se venía y mi cuerpo también, pero esta vez era diferente; finalmente me entregaría en cuerpo y mente, las abejas de mi consciencia murieron hace mucho, sólo era un niño inseguro, con muchas preguntas y pocas respuestas, ahora todo parecía claro, claro y simple.
-Hoy todo está permitido-  le dije, esta vez era verdad.

   El mejor sexo que he tenido en mi vida ocurrió en una esquina de mi universo, en secreto, húmedo, similar a un estruendo.


<El sexo es la estigma, sin él y con él es posible nuestra sociedad, muchas cosas se han dicho de él posiblemente muy pocas verdad>

viernes, 17 de agosto de 2012

Suspiro
 Esta mañana me desperté al interior de mi cápside, bajo mi pequeño sauce muerto, al igual que los últimos días de mi vida, pero algo era diferente esta mañana, algo malo le ocurría a mi ojo izquierdo, gracias al cual no me sentía solo en este mundo muerto, no es que esté completamente vivo pero mi cuerpo aún no ha vuelto a la tierra por la cantidad de conservantes y otros químicos que aloja. Con mi ojo izquierdo podía ver a mis hermanos que ya se han podrido, ahora solo me queda mi ojo derecho con el que percibo la realidad, realidad que pareciera estar detenida, así que emergí de la tierra y al entrar en contacto con la fría atmósfera me encogí como un gusano, llovían hojas negras y el olor del azufre llenaba mis pupilas, no sabia donde dirigirme, estaba perdido y desconsolado; comí algo de tierra y me volité a mirar la luna, se veía tan plateada que me dieron ganas de beberla, recordé que también era sabia por lo que pensé pedirle consejo, así que me dirigí a los árboles más altos que conocía, los pinos gemelos, que en un abrazo infinito se enrollaron hasta cielo nocturno, me arrastré hasta las copas, me rasgué la carne de los brazos, cuando estuve frente a ella toqué sus ojos, los cuales estallaron en liquido plateado, la disonancia de sus sangre esparcida y su sonrisa de roca me causaron gran temor, por lo que la luna me absorbió.
 Dios observaba el pequeño mundo, mundo que lo condenaba a tanto sufrimiento, -¿porqué me crearon?- se preguntaban, los fuertes y frecuentes deseos de los humanos por trascender y ser más que solo materia resultaron en su dios, un dios castigador y cruel, que entregaba amor de forma condicional, realmente él no deseaba ser así, pero no era libre, el temor a la muerte y a ser superiores de los humanos eran más fuertes, nunca ninguno de ellos se preguntó que era lo que realmente dios deseaba -Los humanos son egoístas- pensó. Le amaban por interés, interés a no ser castigados y a la gloria eterna, de esta forma se convirtió en prisionero del fin de los tiempos, pero aun vivía uno de ellos, y ya cansado de su existencia cerró permanentemente su ojo izquierdo esperando un inminente suicidio y le suplicó a la tierra misericordia para que absorbiera su cuerpo,  pero en ese instante se dio cuenta que eran la misma persona, entró a la luna y comprendió a dios y dios era el, así que nuevamente hizo lo mismo, le arrebató los ojos a la luna, besó su sonrisa y fue absorbido por ella, convirtiéndose en algo más amplio, un reservorio de todas las cosas, una gran esfera que lo contenía todo, un ovulo en una trompa de falopio, que pacientemente esperó al espermatozoide que la fecundara, selló su membrana y se suicido; así fue más de todo lo que debió ser, un pensamiento oscilando entre impulsos nerviosos.